Al entrar a la izquierda hay una salita para tomarte algo y justo después está el supermercado con dos zonas separadas a la derecha y a la izquierda. Debo decir que la experiencia de compra en un espacio así es una auténtica maravilla: las cajas donde está todo colocado y los botes y las etiquetas dan una sensación de «hecho con amor» que me encantó. Compré algunos potitos para Valentina, aunque todavía no los ha probado estoy segura de que le van a encantar!

Lo siguiente que te encuentras es un espacio enorme donde está la cantina orgánica de Javier Muñoz-Calero y un montón de puestos de mercado en los que da gusto comprar, con el producto presentado de maravilla. Nosotras habíamos tomado algo un rato antes, así que lo de probar y compar lo dejaré para mi próxima visita.