Un fin de semana en la Provenza.
by Marta.
El año pasado por estas fechas me reuní con amigos de mi época de Australia en Escocia, y decidí que hacernos un viaje por estas fechas todos los años podía convertirse en una bonita celebración de nuestro cumpleaños. Este año mi hermana y mi madre se apuntaron al plan y elegimos la zona de Niza como destino. Cambiar de aires siempre viene bien, y pasear por calles bonitas y ver a gente relajada y sonriente y haciendo gracias a tu niña, también. Habré visitado la mitad de los pueblos que hubiese visto antes de ser madre, pero creo que es la manera de viajar con mi hija de «casi» 2 años, a su ritmo.
Nuestro hotel (Maison Carles BnB) estaba en un pueblo que se llama La Colle sur Loup, muy tranquilo y agradable. Tuvimos la suerte de que fuera la fiesta de la rosa y que hubiera verbena en la plaza, que en nuestra calle hubiera un mercadillo y que por la calle principal pasaran coches antiguos decorados con flores. Si me seguís en mi instagram y en el de mi cesta de mimbre ya habéis visto algo de estos días en Francia.
Esta foto que véis aquí son las vistas desde la ventana que hay detrás de Valentina mientras desayuna en nuestra habitación. Todos los días nos traían el desayuno a la hora que lo pedíamos, y creo que no hay cosa que mole más que desayunar en pijama en vacaciones y no tener que vestirse para ir a un salón lleno de gente con cara de dormida 🙂 Las habitaciones son muy grandes y tienen una pequeña cocina, y los dueños son un auténtico encanto, y a mi me gusta quedarme en sitios que me hacen sentir que de verdad estoy en otro país y vivir un poco como lo hacen ellos.
Al final de nuestra calle había unas vistas preciosas de Saint Paul de Vence que fuimos a visitar el sábado y que nos encantó, a pesar de que fuera difícil de pasear con carro y con niña que quiere ir a su aire porque es todo cuestas y con suelo de piedra. Aquí fue donde Valentina dijo «avua» por primera vez y donde descubrimos su pasión por las fuentes.
Por la tarde de ese mismo día estuvimos en Vence y lo primero que hicimos fue ir a un parque para que Valentina disfrutara un poco. Me sorprendió mucho que no fuera de tierra y que estuviera vallado y que la policía viniera a cerrarlo a las 7:30, pero ella pudo correr y quedarse plantada delante de un grupo de madres un buen rato. Después del parque se lanzó a perseguir la pelota de un niño que fue súper simpático y jugó un rato con ella a pesar de ser una enana y de no entendernos nada. Creo que correr detrás de esa pelota fue el mejor momento del viaje para ella junto al de llevar el carro de su tamaño en el supermercado.
El último día estuvimos en Antibes, pero hice muy pocas fotos, así que me gustaría volver cuando Valentina sea más mayor para conocer esta zona un poco más y ver los campos de lavanda en flor. Creo que lo mejor es cambiar de base cada dos noches e ir recorriendo la costa, pero con sus horarios de comida y siesta era complicado pasar todo el día fuera y lo de estar en el coche más de 20 minutos seguidos ya ni hablamos!
¡Qué bien sienta salir de nuestro ambiente un fin de semana largo de vez en cuando, verdad?!
Unas fotos espectaculares, como siempre
Gracias Paula! Era muy bonito, poco tenia que hacer yo!
Siempre he pensado que tenía que ser una zona preciosa, y tus fotos lo confirman.
Saludos 🙂
Lo es! Yo tengo ganas de volver para conocer mas!
Que fotos mas bonitas! La de Valentina andando por ese pueblo ella sola me encanta! que guapa va siempre!
Gracias Rocio! Estaba feliz andando por el pueblo vacio y lo de ir guapa es un poco cosa de su abuela 🙂
Qué bonitos pueblos y qué cambio de aires tan bueno Marta! Y Valentina que está para comerla con esos vestidos.En fin,envidia sana por los 4 costados
Jajaja si, iba como una princesa, estrenando trajes de verano cada dia 🙂 La zona es preciosa!